Código de cabecera y pie de página
flecha arriba

Los límites de la libertad digital. Cuando la seguridad infantil se convierte en un asunto de Estado

Los límites de la libertad digital. Cuando la seguridad infantil se convierte en un asunto de Estado

Australia se ha convertido en el primer país del mundo que decide poner límites a las redes sociales en nombre de la protección de la infancia. La decisión ha desatado un encendido debate sobre la libertad de expresión, la censura y el papel del Estado en el mundo digital. En realidad, sin embargo, la disputa no se refiere sólo a la tecnología o a la edad de los usuarios, sino a una cuestión mucho más profunda: quién es responsable de la seguridad de los más jóvenes en un entorno que se está convirtiendo cada vez más en una herramienta de presión, desinformación y socavamiento de la resiliencia social.

¿Está justificada la decisión de Australia sobre los niños y las redes sociales?

La tumultuosa reacción a la normativa australiana que restringe el acceso de los menores a las redes sociales dice hoy más de nuestra relación con la tecnología que de la propia ley. En el debate público, el gobierno australiano se presenta a veces como un regulador opresivo, mientras que las plataformas tecnológicas se posicionan como defensoras de la libertad de expresión y de comunicación. Mientras tanto, el quid del problema está en otra parte: en el daño sistémico a los usuarios más jóvenes de Internet y en el desplazamiento de la responsabilidad de las corporaciones tecnológicas globales a los niños y sus cuidadores.

El espacio digital no es un vacío

A veces se trata a Internet como una realidad autónoma, regida por sus propias leyes. Se trata de una simplificación que sirve bien a los intereses de las plataformas, pero describe mal la realidad social. En la práctica, el espacio digital es parte integrante de la vida cotidiana, un lugar de relaciones, conflictos, presiones sociales y emociones. Para los niños, la frontera entre los mundos „online” y „offline” es esencialmente inexistente. Existe un espacio único y coherente de experiencia.

Así las cosas, el espacio digital, como el medio ambiente o las infraestructuras públicas, requiere normas que reduzcan el riesgo de daños. Nadie discute las normas de calidad del aire o las regulaciones de salud y seguridad. Por lo tanto, es difícil considerar racional rechazar por completo la regulación cuando está en juego la salud mental y el bienestar de los niños.

Australia, primer país: contenido y alcance de la normativa

Australia se ha convertido en el primer país del mundo que decide imponer una prohibición nacional del uso de las redes sociales por menores de 16 años. Desde el 10 de diciembre de 2025 está en vigor una ley que obliga a plataformas como Facebook, Instagram, TikTok, YouTube y Snapchat a bloquear las cuentas de usuarios menores de edad. El incumplimiento se arriesga a sanciones económicas muy elevadas, de aproximadamente 49,5 millones de dólares australianos.

La base jurídica de los cambios es la Ley Ley de enmienda de la seguridad en línea (edad mínima en los medios sociales) de 2024, que constituye una modificación de la legislación australiana sobre seguridad en línea. La normativa introduce una edad mínima de 16 años para los usuarios de las redes sociales y exige a las plataformas que tomen „medidas razonables” para impedir que los más jóvenes creen y mantengan cuentas. El organismo regulador de la seguridad en línea, el Comisionado de Seguridad Electrónica, supervisa la aplicación de la normativa.

Los primeros efectos de la entrada en vigor de la ley ya son visibles. Los medios de comunicación informan de que algunos usuarios menores de 16 años han empezado a perder el acceso a los servicios, y las plataformas han comenzado a desactivar cuentas pertenecientes a menores. La normativa ha dejado así de ser una mera disposición legal y ha empezado a funcionar en la práctica.

Un cambio de paradigma en la rendición de cuentas

La ley australiana no es revolucionaria en el sentido de que introduce un límite de edad per se. Su importancia fundamental radica en que traslada la responsabilidad del usuario al proveedor de servicios.

Durante años, la percepción predominante era que las experiencias negativas de los niños en las redes sociales eran el resultado de una falta de supervisión parental o de una educación digital insuficiente. Las plataformas han permanecido ajenas a las consecuencias en el mundo real, a pesar de que son ellas las que diseñan los sistemas de recomendación, los mecanismos de participación de los usuarios y la arquitectura de los servicios. La normativa australiana cuestiona formalmente este modelo, responsabilizando directamente a las empresas tecnológicas.

Litigios y protestas

La introducción de la prohibición ha suscitado la oposición de parte de la comunidad tecnológica y de organizaciones de defensa de los derechos digitales. La plataforma Reddit presentó una demanda ante el Tribunal Superior de Australia, alegando que la nueva normativa viola la libertad constitucional de comunicación política y los derechos de los jóvenes a expresarse en espacios en línea.

Este no es el único caso en que se cuestiona la ley. Anteriormente, dos jóvenes de 15 años, apoyados por el Proyecto Libertad Digital, plantearon acusaciones similares contra el gobierno australiano, alegando que las autoridades habían ido demasiado lejos al restringir el acceso a las redes sociales. Estas disputas demuestran que la normativa se ha convertido en parte de un debate más amplio sobre los límites de la libertad de expresión en el entorno digital.

Reacciones del Gobierno y discurso público

El gobierno australiano está llevando a cabo un esfuerzo paralelo de comunicación para justificar la razón de ser de la nueva legislación. El Primer Ministro, Anthony Albanese, anima públicamente a los jóvenes a pasar tiempo desconectados, señalando el estudio, el deporte o la lectura de libros como alternativas a la actividad en las redes sociales.

En comunicados oficiales, la administración ha subrayado que la normativa no es una represión de la libertad de expresión, sino parte de una estrategia más amplia de seguridad en línea centrada en proteger la salud mental y el bienestar de los niños.

Implicaciones prácticas y problemas de aplicación

Las nuevas normas no se limitan a las redes sociales clásicas. Según los medios de comunicación, plataformas como Twitch también han empezado a aplicar bloqueos a los usuarios menores de 16 años, y las cuentas existentes de menores deben ser desactivadas.

Al mismo tiempo, hay informes de que algunos adolescentes intentan eludir las restricciones mediante, entre otras cosas, el uso de VPN. Esto demuestra que la aplicación de la ley entraña verdaderas dificultades técnicas y organizativas, aunque el mero hecho de intentar eludirla no le resta sentido.

La imperfección de la ley no invalida su sentido

Las soluciones australianas no están exentas de defectos y no resuelven el problema por completo. Sin embargo, este no es su principal objetivo. La clave está en marcar una dirección: reconocer que la seguridad de los niños en el entorno digital es un bien común, y que la responsabilidad de ello debe recaer también en quienes se lucran con este espacio.

Si ciertos comportamientos y contenidos son inaceptables en el mundo físico, no deben tolerarse en el digital simplemente porque son más difíciles de controlar. Australia ha dado el primer paso. El interés internacional por este caso demuestra que no se trata de un experimento local, sino de un punto de referencia para un debate mundial sobre el futuro de la regulación de las redes sociales.


Las redes sociales como campo de batalla de la información

En este contexto, es imposible pasar por alto otra dimensión del funcionamiento de las redes sociales: su papel como campo de batalla informativo en la competición mundial de potencias. Durante años, las plataformas digitales se han utilizado para difundir sistemáticamente desinformación, amplificar emociones extremas y promover comportamientos sociales destructivos, cuyo objetivo no es convencer a la gente de una narrativa concreta, sino socavar la resiliencia social a largo plazo. Tales acciones no conducen necesariamente a crisis inmediatas, sino que su eficacia radica en erosionar la confianza, normalizar la agresión, profundizar las divisiones y desestabilizar el debate público. En este sentido, los niños y los jóvenes se convierten en un grupo especialmente susceptible: no sólo como receptores de contenidos, sino como futuros ciudadanos cuya capacidad de pensamiento crítico, empatía y participación social se forma en un entorno de polarización reforzada por algoritmos. Proteger a los más jóvenes en el espacio digital no es, por tanto, sólo una cuestión de salud mental o de educación, sino un elemento de seguridad estatal más amplio y de resistencia social a la presión informativa.

En el caso de los niños y adolescentes, este mecanismo opera con fuerza multiplicada. Los jóvenes usuarios de las redes sociales operan en un espacio en el que los límites entre información, entretenimiento y manipulación son difusos, y las competencias cognitivas y emocionales apenas se están formando. Los contenidos de desinformación, los mensajes basados en el miedo, la agresión o las emociones extremas y los patrones de comportamiento destructivo no son percibidos por ellos como parte de un juego político o de una guerra narrativa, sino como parte natural del mundo cotidiano. La amplificación algorítmica de tales contenidos convierte a los niños no sólo en receptores pasivos, sino también en portadores de una mayor distribución, a través del intercambio, la imitación y la interiorización de actitudes. A largo plazo, esto conduce al debilitamiento de las capacidades de pensamiento crítico, a la normalización de la violencia simbólica y a la disminución de la resiliencia social de generaciones enteras. Desde esta perspectiva, la protección de los niños en el entorno digital deja de ser únicamente una cuestión de seguridad individual y se convierte en una inversión en la futura cohesión social y la resiliencia democrática de los Estados.


Fuentes:
https://www.theguardian.com

https://cyberdefence24.pl

https://apnews.com

https://www.medianama.com

https://www.news.com.au

https://www.esafety.gov.au

https://timesofindia.indiatimes.com

https://en.wikipedia.org/wiki/Online_Safety_Amendment_(Social_Media_Minimum_Age)_Act_2024

https://indianexpress.com

https://indianexpress.com

MediaPeople_logo_blanco
Dirección
Media People Polska Sp. z o.o.
Calle Bukowińska, 24a / 113
02-703 Varsovia
KRS-0001208569
NIP-1182128142
REGON-365173083
Copyright © 2025.